Acceso sede CHE, Zaragoza
Estado: Construido
Año: 2024
Promotor: Confederación Hidrográfica del Ebro
Tipo: Diseño urbano / Patrimonio
Superficie: 534 m2
Grado de protección: Bien de Interés Cultural (2008)
Presupuesto: 220.101,59 €
Proyecto: Grupo Gen Arquitectura
El edificio de la Confederación Hidrográfica del Ebro, proyectado por Regino y José Borobio en 1933, es uno de los edificios más notables de la Zaragoza del S.XX, y por ello posee la protección jurídica de Bien de Interés Cultural desde 2008. Separado del edificio principal por un vial interior privado, se encuentra otro interesante edificio también de la misma propiedad, proyectado por Pascual Bravo en 1926 con aire todavía historicista. El proyecto aborda la reurbanización del frente de acceso a los dos edificios de la sede central de la C.H.E. en Paseo Sagasta Nº24-26 y 28, y vertebra 3 ideas fundamentales:
Representatividad. Se restablece el acceso peatonal central al edificio -principal demanda de la propiedad-, que quedó clausurado en el año 1984 con la colocación de la excelente escultura “Monolito-Fuente” de Ángel Orensanz. Para ello, se desplaza ligeramente la escultura al lateral izquierdo del acceso y las banderas protocolarias al lado derecho, recuperando así el espacio pavimentado previo al pórtico, y evitando la indeseable convivencia entre peatón y coche que se daba en la actualidad. En un edificio estrictamente simétrico, su acceso vuelve a realizarse a través de su eje, jalonado por el monolito y las banderas, y arropado por los bajorrelieves de Félix Burriel -ahora con iluminación ornamental que realza su profundidad-.
Se diseña un nuevo encuentro de la escultura con el suelo, eliminando la común rejilla tipo tramex existente, y dibujando un suelo de roca roto, donde la racional retícula del pavimento se quiebra para dar paso a la voluptuosidad de la naturaleza. Las juntas entre el pavimento de piedra de Calatorao permiten el desagüe de la fuente a un vaso soterrado, que con una bomba recircula el agua, haciendo un buen uso de los recursos hídricos.
Accesibilidad. El espacio pasa a ser una plataforma única que hace desaparecer los numerosos escalones, resaltes e irregularidades que dificultaban la accesibilidad. Tras un respetuoso y exhaustivo estudio de los formatos de pavimento originales, que ha permitido un máximo aprovechamiento; se ha aumentado el ancho del paso longitudinal que discurre pegado al edificio, pasando de una anchura de 1,00 m a una de 1,60 m., y favoreciendo el recorrido entre edificios.
Se ha aumentado el hueco de paso en cerca lateral sur del edificio del Nº24-26, que originalmente impedía el tránsito entre edificios de forma deliberada, y que ya en los años ochenta fue abierta generando un estrecho paso. En la actualidad, ambos edificios se encuentran conectados para el paso de instalaciones y trabajadores a través de un paso subterráneo, siendo el momento también para sanear esta rivalidad en su encuentro exterior. Se han colocado piezas de piedra recuperada con textura diferenciada en el lugar que ocupaba la cerca y remarcadas con una pletina de latón -material utilizado en el edificio en zonas muy puntuales y de relevancia-, para evidenciar su presencia y facilitar la lectura histórica de dicho elemento. En el extremo sur se ubica un aparcamiento de VMP, del que emergen unos bolardos en pletina de acero y con iluminación integrada, que referencian el vallado de la parcela del edificio de Pascual Bravo diseñada en los años veinte.
Relación. La utilización del espacio de acceso -históricamente con función exclusivamente ornamental-, para mejorar la calidad de la estancia en el edificio de trabajadores y visitantes, supone una actualización del edificio a las necesidades de época actual. Para ello se delimitan zonas de estancia mediante texturas de pavimento diferenciadas, obedeciendo a la huella de los parterres originales, que quedan nuevamente recercados mediante el uso de pletina de latón. Los dameros, realizados con piedra original recuperada actúan como captadores del agua de lluvia, evitando la aparición de sumideros, y generando una notable superficie de suelo permeable en pleno Paseo de Sagasta. Se ha mantenido el arbolado existente realizando una poda ornamental que permita a sus copas no interferir con la fachada.
Además, se han soterrado todas las instalaciones antes vistas en superficie y empotrado en el pavimento de piedra todos los elementos que han aparecido en el último siglo (iluminación, arquetas, cableados, riegos…). Se consiguen así unos espacios sosegados, y con mucha carga histórica latente. La atención a los despieces de pavimento, al lenguaje de los Bobobio, y a la relevancia del edificio para la ciudad; manifiestan el gran respeto de todos los profesionales participantes por este magnífico edificio, sin renunciar por ello a una actitud contemporánea.