Grupo Gen Arquitectura

Escalera Peña, Épila

Estado: Pendiente de construcción

Año: 2020

Promotor: Ayuntamiento de Épila

Tipo: Diseño urbano / Patrimonio

Grado de protección: Vivienda Nº 33-35 (Ficha Inventario del Patrimonio Arquitectónico Nacional 1979)

Superficie: 110 m2

Presupuesto: 76.792,59 €

Proyecto: Grupo Gen Arquitectura

Arqueología: Héctor Arcusa Magallón 

La pertenencia de la zona de intervención al casco histórico de Épila, así como el tamaño y configuración de la calle evidencia que esas calles fueron edificadas y ya recorridas en época medieval. Cabe reseñar la posible pertenencia de la calle La Peña a la judería de Épila, debido a la proximidad de los límites de la misma establecidos por el Prof. Dr. Miguel Ángel Motis. Tal y como señala el propio Prof. Dr. Motis en la plataforma web del proyecto “Juderías de Aragón” (www.juderiasdearagon.es).

La existencia del edificio situado en calle La Peña nº33-35 presidiendo la escalera, creaba indicios suficientes para pensar que tal vez existieran pavimentos antiguos conformando una escalera debajo de la actual, perteneciente a igual que la edificación al siglo XV o XVI. Dicha tesis fue descartada tras la realización de sondeos arqueológicos.

El informe arqueológico asegura que la calle La Peña ha sido de tierra hasta fechas relativamente recientes. Además, no se han encontrado indicios de trabajos de la cantera para su adaptación a la calle. Y si los hubiera, seguramente distarían de un escalonado ya que el desnivel no es tan pronunciado como para convertirlos en necesarios y haría muy dificultoso el acceso con carros. Se entiende por lo tanto que la calle fue en la mayor parte de su vida utilizada cubierta por una capa de sedimento.

Dada la presencia de materiales cerámicos de los siglos XIV, XV, XVIII, XIX, XX en la capa de sedimento de tierra situada sobre la cantera e inmediatamente debajo del pavimento final, se deduce que la primera pavimentación pudo realizarse a finales del siglo XIX o principios del siglo XX. Dicha pavimentación constaría de bordillos de piedra caliza separados aproximadamente 1,50 metros y el relleno de escalones mediante pavimento enmorrillado de cantos rodados formando un tipo de escali-rampa. El resto de la calle debió pavimentarse en el último tercio del siglo XX, añadiendo hormigón encima del enmorrillado y también encima de la capa de tierra donde el enmorrillado no estaba presente.

Para la formalización de la propuesta de reurbanización, se han seguido las directrices generales marcadas por Grupo Gen Arquitectura para la reurbanización el casco histórico de Épila. Además, la propuesta obedece a las siguientes razones:

1. Escalirampa

El desnivel existente entre la parte baja de la escalera y la entrada a la edificación que la preside (calle La Peña nº33-35) es tal, que conduce la solución hacia una escalera con peldaños altos y cortos, o hacia una rampa con excesiva pendiente. Su diferencia de cotas, sitúa a la calle La Peña en esa circunstancia tan anómala como bienvenida, de construir una “escalirampa”. Este hecho facilitaría a principios del siglo pasado, igual que lo hizo en época medieval donde fueron prolíficas estas soluciones, el acceso con carros.

2. Recursos locales

Las edificaciones de Épila están compuestas tradicionalmente de arquitectura de tierra, ladrillo cerámico, cantos/bolos rodados, piedra caliza blanca en su mayor parte, y caliza negra de Calatorao de manera puntual; todo recursos locales, por supuesto. Sin embargo, la piedra caliza blanca no es posible obtenerla actualmente en el entorno, puesto que las históricas canteras de Montolar hace mucho tiempo que ya no son explotadas. Precisamente por dicha circunstancia, en la estrategia general para el Casco Histórico anteriormente descrita, se optó por la piedra caliza negra de Calatorao. Además, la pavimentación de los paños se realizará mediante cantos rodados, muy presentes en los pavimentos de la arquitectura local.

3. Cantería

La escalera es dotada de significado principalmente gracias a la edificación que la preside, por lo que debe de mantenerse vivo el vínculo entre estos dos elementos. La fachada de la edificación presenta uno de los mejores trabajos de cantería de todo Épila. Aunque con necesidad de restauración, la finura de algunas de sus molduras y el encaje casi en seco de sus sillares perfectamente labrados animaron a convertir dichos trabajos de cantería en el concepto fundamental del proyecto.

La escalera se configura con sillares de piedra que forman el borde de los escalones. Además, aparecen diversos sillares de piedra que se engarzan a dichas piezas de borde para formar los escalones de acceso a las viviendas, y el muro de contención lateral. Los encuentros entre sillares, y las diferentes labras que estos presentan, encuentran su analogía en la fábrica de sillares de la edificación. Un trabajo de cantería traído a época contemporánea.

Mientras los grandes sillares de piedra aportan peso a la intervención, sus conexiones son macladas, sus juntas prácticamente inexistentes y su comportamiento rígido; por contraposición, el resto de la pavimentación se resuelve mediante pequeños cantos rodados colocados en “V” para facilitar la evacuación de las aguas. Estos cantos rodados de aspecto ligero, se unen mediante masa conglomerante, con juntas generosas entre ellos, y juguetean con el suelo formando dibujos geométricos. Dos materiales locales, comportándose cada uno como se espera de su condición.