La iglesia de San Martín de Tours fue construida en las primeras décadas del s. XV, sufriendo relevantes modificaciones en la década de 1550 (elevación de la nave, construcción de galería superior, cegamiento y apertura de vanos, decoración exterior del ábside…). Además, en el s. XVIII se amplió la nave con un tramo más a los pies, se modificaron varias capillas laterales y se construyó la portada.

La nave de la epístola tiene una anchura aproximada de 5,5 m. y está compuesta por tres capillas cubiertas con bóveda nervada con medallones en las claves. Mantiene parte de la decoración pictórica original en la plementería, que imita el despiece de sillares. Con la ampliación de esta nave, se modificaron los arcos apuntados transformándolos en vanos de medio punto.

En primer lugar se realizó un apuntalamiento total de las bóvedas, encimbrando los nervios con la tensión justa para no alterar su delicada estabilidad. Se procedió a un vaciado completo del escombro almacenado en los senos de las bóvedas, lo que descubrió una construcción de ejecución austera, muy deformada, y con el sistema de nervaduras casi totalmente desprendido de la capa de compresión compuesta por rasillas y yeso. Se consideró inapropiado devolver las bóvedas a su estado estructural inicial, ya que sus dos sistemas (nervaduras y capa de compresión) llevaban ya mucho tiempo trabajando de forma independiente. Por ello se optó por consolidar cada uno de los dos sistemas de forma independiente, respetando sus deformaciones y rellenando el hueco existente entre ambos.

En el sistema de la capa de compresión superior se retiraron las piezas de rasilla mal trabadas, y se volvieron a reconstruir todas las capas siempre en contradirección respecto a la capa inferior. Se realizó un refuerzo mediante mortero de cal de alta resistencia y malla de fibra de vidrio. Por último, se ejecutó un relleno de los senos mediante bolos de arcilla expandida y lechada de cal previa colocación de geotextil que ayudará a las bóvedas a conseguir estabilidad y a sacar las aguas de lluvia gracias a las debidas pendientes.

En el sistema de nervaduras inferior, se procedió a realizar los retacados correspondientes para completar las piezas desaparecidas y se rellenaron mediante resinas los huecos existentes respecto a la plementería. Las actuaciones en la plementería dejaron siempre un espesor retranqueado para una posible futura restauración de la capa pictórica. Los huecos existentes fueron consolidados perimetralmente y conservados como testigos históricos de la guerra; y también de su cómplice, el tiempo.