La Plaza de la Constitución se encuentra en el Casco Histórico del municipio, en el punto de cruce de las calles Palacio y Academia Cerbuna. El espacio se encuentra delimitado en 3 de sus 4 lados por edificaciones, entre las que se encuentra el edificio del Ayuntamiento, el colegio de San José de Calasanz de Escolapios y la Residencia de ancianos. Esta localización la convierte en un punto obligado de paso para los circuitos turísticos de la población, así como para los locales.

En la segunda mitad del siglo XX con la aparición del automóvil la plaza fue reformada para generar un carril de circulación perimetral y una plataforma central delimitada por muros de piedra. Esta configuración, donde el vehículo tenía supremacía sobre el peatón, fue la que se ha mantenido hasta la actualidad.

La estrategia de intervención en la Plaza de la Constitución sigue 3 ideas principales, tratando de dotar al espacio de la identidad, actualidad y dignidad que requiere como centro del municipio.

1. DEVOLVER LA PLAZA A LOS PEATONES. Se extiende la plataforma de uso hasta los límites reales de las fachadas de los edificios, manteniendo el posible acceso puntual de vehículos hacia el ayuntamiento y la Policía local.

2. MANTENER LAS PREEXISTENCIAS. Las dos líneas de árboles existentes junto con las líneas de fachada que delimitan la plaza han convivido a lo largo del tiempo. Se mantienen todos los árboles existentes, y se urbanizan los parterres dejando su huella y reduciendo la superficie de tierra que queda presente en las dos franjas como recuerdo del color y las texturas de las distintas actuaciones. Se recuperan las líneas de iluminación para los peatones, enfatizando el recorrido principal que desde el inicio en el paseo del Coso hasta el acceso al Ayuntamiento.

3. MEJORAR LA USABILIDAD. Se suprimen las barreras arquitectónicas perimetrales que general los muros existentes, facilitando las circulaciones cruzadas a través de la plaza. Se facilitan los accesos accesibles desde ambos laterales, especialmente tratando el acceso paralelo a la fachada del colegio, debido a su gran afluencia de personas. Se acercan los bancos a los árboles mejorando las zonas de estancia y se mejora la iluminación de la plaza.

Se utiliza de forma generalizada el mármol travertino en diferentes formatos, rememorando la textura terrosa de un campo de olivos y la apariencia de la plaza antes de la aparición del automóvil. A este despiece de pavimento se le suma un juego de diferentes texturas junto a las zonas de estancia, que le aportan un contrapunto dinámico y delicado a la serenidad del diseño global. En el contacto con el vial, y a modo de transición, aparece la piedra gris pirineo configurando las escaleras y la rampa, así como a modo de grandes piezas creando los bancos.